domingo, 6 de noviembre de 2011

Y yo los asesiné.

¿Acaso no nacemos ya cubiertos de sangre? Desde pequeños, desde que nacemos, desde que salimos de ese agujero viscoso llamado vagina, estamos hechos para matar, mutilar, destripar.

¿Qué soy?

Solo soy un vulgar adolescente de 18 años, uno de tantos, uno del montón.
Puede que la mayoría de las personas que lean mis entradas lo vean enfermizo.
A mi, me parece atractivo.

¡Destrípala, venga! Arráncales las tripas, cómete sus intestinos, extírpales los pulmones.
¿Dónde están? ¿Dónde están aquellos que prometieron quedarse a mi lado?
Hay gente que los llama amigos, otros hermanos… yo, los considero simples rostros desfigurados que se borran en un mar de sangre y alcohol.

No me arrepiento de perder a las personas, no me arrepiento del daño que he causado, no me entristece que los engendros que quería me hayan arrancado el corazón a pedazos y ahora lo usen como un juguete, ¿porqué?

Porque yo mismo he matado a mis amigos.

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